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“Ganar el Simón Bolívar confirma que el periodismo puede hacerse desde la sensibilidad”: entrevista a Jorge Luis Rocha

- Un premio que reafirma la fuerza del periodismo desde la sensibilidad.
En la versión número 50 del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, realizada el pasado 19 de noviembre en Bogotá, un amigoniano volvió a ser protagonista. Jorge Luis Rocha, graduado de Comunicación Social de la Universidad Católica Luis Amigó y periodista de Mutante, obtuvo el galardón en la categoría Reportaje Gráfico por su trabajo: "La travesía de los Emberá hacia su territorio ancestral". Su reportaje documenta el retorno de cientos de indígenas emberá que, tras permanecer once meses en el Parque Nacional de Bogotá, lograron regresar al Alto Andágueda, su territorio ancestral. Este reconocimiento se suma al Simón Bolívar que recibió anteriormente en la categoría Crónica en video.

Para comprender la dimensión de este logro, la profundidad ética de su oficio y la influencia de su formación amigoniana, conversamos con él. Esto fue lo que nos contó.
¿Qué significó para ti recibir el Premio Simón Bolívar 2025 en la categoría Reportaje Gráfico?
JLR: El Premio Simón Bolívar es una revalidación. No solo personal, sino profesional y ética. Confirma que se pueden hacer otros periodismos: más libres, sensoriales, menos atados a la rigidez académica. Periodismos que observan, escuchan y caminan el territorio antes que imponer una estructura prefabricada. Este premio legitima la idea de que narrar desde los márgenes, desde el afecto y desde la vibración del territorio, también es periodismo. Y es periodismo serio.
¿Cómo recibiste la noticia del galardón y qué sentimientos te generó?
JLR: Con una mezcla difícil de nombrar: gratitud, asombro y un silencio interno muy fuerte. Las historias con las que trabajo cargan dolor, dignidad y complejidad. Un premio no se celebra con euforia, sino con respeto. Pensé en la comunidad emberá y en la responsabilidad de devolverles una narración justa.
¿Qué representa este premio para tu trayectoria como comunicador social amigoniano?
JLR: Es un círculo que se cierra y otro que se abre. Mi paso por la Luis Amigó estuvo lleno de preguntas y búsquedas. Este premio reconoce que ese camino, a veces contracorriente, tiene sentido. También es un mensaje para la propia escuela: las narrativas pueden mutar y el periodismo puede hacerse desde la sensibilidad, la escucha y la ética del acompañamiento.
¿Qué representa para ti ganar por segunda vez un Simón Bolívar?
JLR: Ganarlo una vez es una conversación interna con el oficio. Ganarlo dos veces confirma que mezclar antropología visual, estética documental y narrativa situada no es un capricho, sino un camino posible. Más que un logro, es una brújula.
¿Cómo nació la idea de documentar la travesía de los Emberá hacia su territorio ancestral?
JLR: Durante 2023 y 2024 trabajé en la Oficina Asesora de Comunicaciones de la Unidad para las Víctimas. En mi primera semana me enviaron a cubrir a las poblaciones emberá ubicadas en Bogotá. Desde entonces no me he despegado de ellos. El Alto Andágueda me ha dado los paisajes más hermosos que he visto, y su humor es el más honesto que me ha hecho reír. Me permitieron desarrollar lo que considero que es el periodismo, y mi trabajo es un intento de devolución.
¿Qué te motivó personalmente a realizar este reportaje?
JLR: Los afectos. Interactuar con ellos generó vínculos profundos. También me movió la pregunta por lo humano: ¿qué es volver al lugar del que fuiste arrancado?, ¿qué cargas en la espalda, en la memoria? Me movió la dignidad de las mujeres emberá y la fuerza de los niños que crecieron en un parque sin entender por qué estaban allí.

¿Qué momentos te marcaron durante el proceso?
JLR: Muchos. El nacimiento de un bebé en medio del retorno. La lluvia sobre las lonas del campamento. Misamores caminando con su perro Negro entre los árboles. Y la caída de la mula en la montaña: un instante donde todo el peso físico y emocional del retorno se hizo visible.
¿Cómo fue acompañar a una comunidad desplazada en un retorno tan complejo?
JLR: Fue un ejercicio de humildad. Uno no va a buscar “la foto”, sino a entender. La comunidad vivía esperanza, miedo e incertidumbre. Se necesitaba un periodismo respetuoso que devolviera algo de la dignidad que reportereó.
¿De qué manera tu formación en la Universidad Católica Luis Amigó aportó a tu mirada profesional?
JLR: La Amigó me dio un punto de partida crítico y humanista. Más que técnicas, me dejó preguntas. César Tapias me enseñó a leer contextos; las clases de Octavio Gómez me mostraron que la narración es tu posición ética; y la filosofía de Víctor Raúl Jaramillo me enseñó a leer la vida de manera metafórica.

¿Alguna experiencia universitaria influyó en tu estilo narrativo?
JLR: Una vez, el profe Octavio Gómez dijo que el periodismo no estaba para defender derechos humanos, sino la dignidad humana. Desde ahí le encontré sentido al periodismo que acompaña y abre preguntas.
¿Qué mensaje le darías a los estudiantes de Comunicación Social?
JLR: Que duden de la forma tradicional de hacer periodismo. Que se acerquen al territorio con todos los sentidos. Que no busquen ser “objetivos”, sino honestos. Que una historia no se hace desde la distancia, sino desde la cercanía. La sensibilidad no es un defecto: es una herramienta.
¿Cómo sientes que este premio marca tu futuro profesional?
JLR: Me confirma que puedo seguir explorando narrativas híbridas: territorio, archivo, imagen, filosofía y afecto.
¿Cuál fue el mayor reto al realizar el fotorreportaje?
JLR: Mantener una narrativa coherente en medio del caos. Nada del retorno estaba ordenado: los ritmos cambiaban, las condiciones climáticas eran impredecibles y la comunidad avanzaba con lógica propia. El reto fue equilibrar lo documental, lo informativo y lo humano sin convertir el retorno en un inventario de desgracias.
Haga clic aquí para leer el reportaje gráfico: "La travesía de los Emberá hacia su territorio ancestral"
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