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Exclusión social en las aulas por discapacidad.

 

Imagen tomada freepik.es

En la sociedad actual  todas las personas por simple condición buscan ser aceptadas. De alguna manera se rigen por ciertos parámetros  o códigos indicadores los cuales determinan si están “bien o mal”  o cuan influyentes son. La campaña Mundial por la educación Hándicap señala que uno de cada 20 niños menores de 14 años tiene algún tipo de discapacidad cognitiva. Según el Ministerio de Educación de 392.084 menores de 18 años con discapacidad, censados en Colombia en el 2005, solo 270.593 asisten a la escuela y 119,831 no lo hacen, esto demuestra  a todos la escases en los esfuerzos y  recursos dispuestos por el estado para garantizar este derecho a las personas en estado de discapacidad.

Cuando se habla de inclusión, se refiere a la contribución por edificar una sociedad, democrática y respetuosa ante la diferencia, un sistema educativo y de enseñanza acomodado a todas las características y responsable con las necesidades de los estudiantes, por ejemplo, los de condiciones especiales. De esta manera, se empiezan a abolir las instituciones segmentadas solo en discapacidades y se empieza a contribuir con la inclusión desde la infancia para lograr verlo en la sociedad.

En Colombia los padres de niños y niñas con necesidades educativas especiales para encontrar un colegio, donde acepten a sus hijos, es una total odisea, no por falta de cupos como les sucede a la mayoría de personas, sino por el rechazo al cual deben enfrentarse a causa de su discapacidad. Mateo Henao, padre de niña con síndrome de Down, relata la odisea vivida cuando estaba en búsqueda del colegio para su hija. » En mi caso yo tuve que ir a visitar con la mamá de la niña alrededor de 12 colegios, en todos nos dijeron no, en algunos incluso nos sentimos maltratados y las peores experiencias fueron en las instituciones privadas, son reacias a recibir en sus aulas, infantes en condición especial.”

Ana María García, hermana de una pequeña con autismo, también vivió una situación similar cuando ayudó a su madre a buscar un colegio donde aceptaran a su hermana. «Todos los colegios, en su mayoría los privados, desde el más rico al más pobre tienen las mismas excusas. Desde aquellos colegios  que simplemente no responden a los llamados, hasta algunos incapaces de prestarles el derecho a la educación, basados en no tener el profesorado capacitado ni los medios necesarios para hacerlo».

Los padres de niños con discapacidad no deberían estar en peregrinaje de institución en institución buscando aceptación para sus hijos, en  la Constitución Política de Colombia y La Ley 1618 de 2013 velan por la inclusión educativa en Colombia, es decir que todos los colegios deben estar al acceso de cualquier niño o niña sin importar la condición y a su vez preparados para brindar un acompañamiento óptimo y adecuado en la evolución de su aprendizaje, según sea el caso.

Marta Cecilia Toro, educadora y psicóloga en un colegio de Antioquia, dice «Aún falta que varias instituciones se den a la tarea de fomentarlo dentro sus aulas, muchas personas de condiciones especiales están en la capacidad de hacer su proceso de aprendizaje de manera incluyente, es decir con niños regulares, yendo algunos al mismo ritmo de aprendizaje.”  Marta Cecilia también señala que la problemática causa ciertos enfrentamientos entre los profesores, quienes para avanzar en la temática dejan a un lado a sus estudiantes discapacitados y los padres de estos que defienden la calidad en la educación de sus hijos.

Para María victoria Arango, abuela de una pequeña con discapacidad y quien a su vez labora en un colegio de La Estrella, considera que los educadores sienten temor a enfrentarse a la tarea de incluir niños con capacidades educativas especiales y de los procesos que deban llevar a cabo en la adaptación especial de la  nueva modalidad de enseñanza incluyente, » En el colegio, por ejemplo, se han tenido casos de niños con discapacidad, pero no todos los profesores se han sometido a esta modalidad».

Sin embargo, Sindy Gomez, practicante en un colegio privado, dice que «las escuelas deben ser quienes se adapten al estudiante y no al revés, porque todos por naturaleza aprendemos de maneras diferentes.» Ella  atribuye a las directivas la responsabilidad de que no se lleve a cabo en sus colegios la pedagogía incluyente. Según ella en caso de aceptar niños con necesidades educativas especiales puede representar para el colegio un incremento en la contratación del profesorado, lo cual generaría más costos, según el Ministerio de Educación en la educación básica corresponde un educador por grupo máximo de 40 estudiantes y en transición por máximo 30.

Los padres de niños con discapacidad quieren que la inclusión educativa no sea nada más una regla, sino un hecho que se aplique en todas las instituciones, como Mateo quien señala » yo prefiero  el desarrollo educativo de mi hija en un entorno con niños de todo tipo, regulares y de condición especial, de esta manera me aseguro como padre que al terminar su educación va saber desenvolverse con naturalidad en sociedad» pero según Marta Cecilia, otro inconveniente de la situación es la posición de algunos padres de niños regulares, quienes no permiten el acceso de niños con discapacidades en los colegios donde estudian sus hijos.

La problemática como tal, radica en que la educación es un derecho para todos, pero los profesores no tienen las estrategias, ni la metodología adecuada para enseñarle a esta población, lo cual dificulta sustancialmente pensar en la inclusión.

Según el ministerio de Educación en la norma de Revolución Educativa del gobierno nacional, se les da prioridad en la educación a personas pertenecientes a comunidades o poblaciones con algún tipo de vulnerabilidad y entre esas a quienes presentan necesidades educativas especiales. “Si formamos a estas poblaciones que anteriormente estaban marginadas de la educación, le apostamos a que se vuelvan productivas, sean autónomas y fortalezcan relaciones sociales; así, la educación se convierte en un factor de desarrollo para sí mismas, para sus familias y para los municipios en donde viven», explica Fulvia Cedeño, asesora del ministerio de Educación Nacional.

Este es un tema el cual lleva largos años y con muchos actores participando en la problemática. Adoptar una modalidad educativa incluyente es un compromiso en el cual no solo participan colegios y padres, sino también la sociedad formando así un lugar donde formen parte activa e integral de la sociedad, para favorecer a las personas con discapacidad. creando un entorno incluyente  en el cual se les brinden mas oportunidades para crecer.

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