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“La paz no se puede firmar, no es un decreto”

La paz es un construcción social muy compleja que requiere mucho tiempo para el perdón y para la reparación. Luego de tres años y medio de negociaciones en La Habana, periodista experto presenta panorama ante la situación en la que se encuentra el actual proceso entre agentes del gobierno y las FARC.

Por: Camila Arbeláez Ruíz, René Hoyos Tobón y María Alejandra Londoño Álvarez.  aleja_2502@hotmail.com

 

Carlos Alberto Giraldo Monsalve, actualmente es el editor jefe de investigaciones de EL COLOMBIANO y el mejor columnista de América, según lo determinó la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). En la entrevista demostró que para él el periodismo es apasionante, ya que este país tiene una realidad muy diversa e interesante y por esto se hace un buen periodismo en Colombia.

Ante un panorama que pronostica la firma de la paz para finales del mes de junio, afirmación realizada la semana pasada por el actual ministro de interior Juan Fernando Cristo, consideramos necesaria la realización de un análisis a este proceso, que estando en su fase final, nos permitirá comprender cada una de las etapas de desarrollo por las que ha tenido que pasar tras el cumplimiento tres años y medio de negociación en la Habana, Cuba. La siguiente entrevista realizada a Carlos Alberto Giraldo,  será el punto de partida que tendremos para comenzar a entender las dinámicas desarrolladas a lo largo de este proceso desde la perspectiva de un periodista que tuvo la oportunidad de realizar cubrimiento en la fallida negociación trascurrida durante el gobierno del presidente Andrés Pastrana.

Durante la entrevista Carlos se mostró muy tranquilo y respondió las preguntas sin importar el tiempo que pudiera extenderse, daba un contexto a cada respuesta y podíamos ver en sus ojos el dolor por su país y las ansias de ver un cambio en los colombianos. Tan así que pudo transmitirnos esa fe en el proceso de paz.

¿Está de acuerdo con la firma del plebiscito popular?

Sí, es importante porque aún si fuese en contra, es una manifestación desde la sociedad más de base, que no tiene mucha oportunidad en la escena mediática para presentar sus opiniones, para que se sepa qué piensa la gente sobre un proceso que ya cumple tres años y medio.

El exfiscal Montealegre dijo hace algunos días que no era necesario que el pueblo refrendara los acuerdos que se firmaran en la habana. ¿Siempre debe darse en un proceso de estos la implementación de un mecanismo de participación popular?

Hay unas lecciones de los otros procesos de paz que uno ha conocido y son que cuando esos procesos son de espalda a la sociedad, a la opinión pública, cuando no es tenida en cuenta, cuando es resultado de un proceso bilateral… Con el tiempo uno se puede dar cuenta de muchos vacíos que tuvo esa negociación. Finalmente se podría firmar la paz, pero no se posibilitaría la construcción de la misma. (…) Me parece que eso le crearía demasiadas animadversiones al proceso y le pondría demasiados enemigos y le generaría frustración a la gente que sienta que no se pudo expresar a través de una consulta popular sobre el proceso.

¿Cuáles fueron los antiguos errores que tuvo el proceso paz en el gobierno del expresidente Pastrana? ¿Piensa que se están volviendo a repetir?

Yo creo que este proceso desde el principio, fue radicalmente distinto hasta en términos simbólicos. El proceso en el Caguan, fue en un área desmilitarizada dentro del país, eso generó demasiado malestar, porque se convirtió en una especie de república independiente en donde gobernaba las FARC. Ese proceso se dio con un gobierno que tenía que ir hasta esa zona de distinción a encontrarse con un actor armado ilegal que se sentaba en una mesa de camuflado y con el fusil al hombro y eso generaba un mensaje de pleitesía y de sometimiento a la institucionalidad y del poder del estado.

Yo creo que hace falta más comunicación con la sociedad colombiana, tener mucha más información útil sobre lo que se está negociando, con un nivel mucho más alto de pedagogía y de explicación a través de los distintos medios de comunicación para que no hayan ruidos, para que no hayan verdades a medias, para que no hayan falsas interpretaciones que aprovechan ciertos opositores que quieren desacreditar el proceso.

¿Cree que las empresas nacionales estarían dispuestas a trabajar con reinsertados?

Yo sí creo que va a ser posible sortear ese aprovechamiento de esa mano de obra potencial que van a ser los guerrilleros desmovilizados. Además porque las FARC han sido una guerrilla muy campesina entonces tener un vínculo con el campo en un país que tiene tantas hectáreas baldías  improductivas, pues yo creería que con todo este país tan grande, acá tiene que caber toda esa gente, desde un aspecto productivo, económico y de reinserción. Más del 60% del empresariado está filiado con la idea de que tiene que aportar con esa dirección.

¿Qué puede pasar con los campesinos que nunca han tenido un estudio? ¿Qué puede pasar con ellos? ¿Se van a contratar como obreros a recibir un mínimo solamente o se les va educar? ¿Qué puede pasar con ellos?

Uno no cree lo difícil que es para esa gente desaprender la guerra, para ellos ya se volvió una extensión del cuerpo el fusil, el uniforme, esa cultura militar entonces ese cambio de mentalidad, esa transición es difícil en un alto porcentaje.

Hay más dificultad para que ellos desaprendan ese fusil, ese uniforme y ese pensamiento militar, de atacar del enemigo, del objetivo, todo ese lenguaje militar. Sacárselo de la cabeza, es difícil en el sentido de la costumbre y del miedo que ellos tienen de que se reinserten y los puedan matar, ese es un temor real.

¿Cree usted que Colombia está preparada para el post-conflicto?

No, yo creo que en eso sí falta mucho. Digamos que desde lo discursivo, desde la actitud de la gente para asimilar el proceso, conocerlo, empaparse, saber qué viene, qué puede hacer cada uno, hasta en las mismas estrategias de gobierno y sobre todo en las regionales encuentro muchos vacíos todavía, veo que a los gobiernos municipales y departamentales todavía les falta mucho en prepararse presupuestal, operativamente, políticamente para digamos, conducir bien esa desmovilización, esa reinserción y esa construcción de la paz en la región. Es decir ya van tres años y medio de negociación y yo no he visto las asociaciones de municipios y de gobernadores dedicadas cranear el tema, a estudiarlo, a proponer salidas, a tenerle ofertas concretas y proyectos concretos al gobierno nacional; entonces creo que ahí estamos todavía muy cojos.

Foto: Diego Henao.
Foto: Diego Henao.

¿Usted está en absoluto de acuerdo con la agenda de negocios entre el gobierno y las FARC?

Este país sin duda necesita una reforma y unos proyectos de desarrollo rural agrario, este país está muy atrasado en el campo, tiene demasiada desigualdad, tiene un problema de cultivos ilícitos gravísimos que terminan suplantando y siendo una alterativa para los campesinos porque la producción agrícola colombiana, además de atrasada pues el mismo país casi no la consume, nosotros importamos alimentos y alimentos no cualquiera, alimentos clave, entonces uno no entiende que pasa en un país como este.

¿En dónde estamos? En el punto de las víctimas y de la justicia, por ahí hay demasiados tropiezos, demasiados desencuentros, demasiadas divergencias, demasiados puntos de vista dispares entonces ahí todavía no sabemos qué ha pasado, nos avanzaron unos puntos y a mí me sigue pareciendo muy problemático que las FARC sea pues  tan radicales, tan impermeables para aceptar que tienen algunas personas que cometieron delitos atroces, tienen que pagar cárcel y que además quienes cometieron delitos atroces no pueden hacer política, uno con un carnicero que descuartizara gente por ahí o que haya cometido crímenes de lesa humanidad o violaciones sistemáticas de mujeres o que se la pasara reclutando niños o que cometiera ese tipo de atrocidades que la humanidad condena aquí, en China, en Japón, en Corea, en Cuba, donde sea, en Estados Unidos, en Australia pues yo creo que una persona de esas no debería estar en la política pero hay cosas que todavía estamos por ver, hasta ahora les están garantizando esa elegibilidad entonces los van a mantener en la agenda de política entonces vamos a ver en qué termina ese punto que creo que era el punto que parecía el más sencillo y terminó siendo el más complejo.

¿Por qué la opinión publica le ha perdido fe al proceso?

Primero por esas zonas grises, esas zonas oscuras o sea tantas cosas que no nos han contado. Eso genera desconfianza, es como si vos estas esperando un negocio en el que vos tenés intereses y tenés un representante y sabés que el que está negociando con tu representante es un tipo muy habilidoso, muy ventajoso y el que te está representando a vos no te cuenta cómo es que está negociando. Así de sencillo entonces ¿yo de qué me lleno? De desconfianza en esa negociación, si le pregunto al que me está representando bueno, ¿qué han negociado? Contá pues a ver y no me dice nada, no me explica, no me da detalles, yo me lleno de desconfianza. Eso le pasó a la sociedad colombiana; el gobierno no le ha contado los detalles de la negociación y eso fue ganando fuerza y claro, esto se jodió, la gente empezó a perder la credibilidad.

A Pastrana se le eligió para los procesos de paz y a Uribe para la guerra, el mismo pueblo lo eligió para eso ¿Cuál es la mejor salida? ¿Con un proceso de paz o dándole la misma guerra? Porque uno lo reforzó y el otro la debilitó ¿Cuál es la mejor salida de este conflicto?

La mejor salida es ahorrarse muertos, porque además son muertos colombianos. Entonces creo que nos tienen que doler los muertos de todos lados, los de la derecha, los de la mitad, los de la izquierda, los negros, los blanquitos, los campesinos, los empresarios, todos. Porque si no entendemos eso seguimos convencidos de que hay algunos que tienen la razón, otros que no y que hay algunos que merecen vivir y merecen hacer justicia y otros que merecen morirse y que deben pagar por las cosas.

 

Escucha la entrevista completa a continuación:

¿Usted como visualiza el país si se firma el fin del conflicto?

Como a mí me ha tocado ver este país en calzoncillos por allá saliendo a masacres, a tomas guerrilleras, porque he visto morir gente conocida, porque he tenido cerca casos de secuestros, casos de persecuciones políticas, de todo, yo creo que con todo y lo imperfecto que sea la firma de ese acuerdo este país de lejos va a ser mucho mejor y creo muy firmemente en que esa es la necesidad que hay mucha gente que entiende que ese es el país que le tenemos que dejar a los hijos que no sea un país en el que uno no puede salir a ninguna parte porque hay un retén guerrillero porque tumbaron un puente, porque lo secuestran o que muchos campesinos en el campo tengan que sufrir los atropellos de otras fuerzas armadas ilegales en su caso,  cuando ese paramilitarismo estuvo disparado y había masacres y desplazamientos masivos y entonces como uno tiene ese mapa de ese país que ha sufrido tanto en la cabeza, tiene ese álbum, ese libro lleno de esas fotos tan duras, yo creería que el país necesariamente va ser mejor, de lo que nos tenemos que encargar es que este proceso de post conflicto de implementación de los acuerdos sea bien logrado para que no nos equivoquemos, para que no demos pasos atrás sino adelante para que logremos que ese acuerdo sea favorable a la vida en democracia a mejorar nuestra democracia pero yo sí creo que un país sin esos fenómenos tan aterradores, de violación a los derechos humanos, de infracciones al derecho internacional humanitario, de zozobra, inestabilidad, de miedo a la inversión extranjera porque este es un país con todos esos problemas de seguridad entonces aquí hay muchas limitaciones para la inversión internacional etc. Yo creo que este país va ser un país muy interesante por el proceso que podemos desarrollar entre todos, porque el mundo va tener los ojos puestos en nosotros y porque creo que los colombianos somos unos locos muy tenaces, muy ingeniosos y creo que vamos a llegar lejos, creo que podemos tener otro país.

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