Hurto de gasolina:
Cuando los asaltados somos todos
Por: Edwin Echeverri García
“El
hurto de gasolina en la ciudad de Medellín,
en sectores controlados por las AUC, continua
siendo un negocio lucrativo para quienes reciben
las ganancias de este acto delictivo. Según
ECOPETROL, pese a las labores de inteligencia
de las autoridades, la rentabilidad de dicho negocio
dificulta su erradicación”.
Colombia está a la vanguardia
en contrabando y hurto de gasolina. La frontera
con Venezuela -uno de los mayores productores
de gasolina de la región- es el acceso
directo de un negocio que enriquece a pocos pero
empobrece a muchos.
En Antioquia, Valle del Cauca,
Norte de Santander, Cundinamarca, Córdoba,
Guajira y Huila, el hurto del combustible es permanente
y en mayor cantidad. Cálculos de Ecopetrol
Empresa Colombiana de Petróleos, estatal-
indican de que más de 4.000 galones son
robados diariamente y, desde luego, comercializados
en las carreteras, estaciones de combustible “piratas”,
en barrios populares de las ciudades o en plazas
de mercado.
En Antioquia, por ejemplo, la
situación no es más alentadora pues,
según el GRUHI (Grupo de Hidrocarburos
de Medellín, de la Policía Nacional),
municipios como Santo Domingo, Cisneros, Puerto
Berrío, Fredonia, Barbosa, Girardota, Copacabana,
Caldas; y corregimientos como Providencia, Porce
(nordeste antioqueño), San Antonio de Prado
y San Cristóbal han sido lugares frecuentes
donde se ha registrado hurto y comercialización
del combustible.
En Medellín los sectores
en los que se ha incautado gasolina robada son
Belén Aguas Frías, Belén
Altavista denominador es que se trata de zonas
controladas por las Autodefensas Unidas de Colombia,
las mismas que tienen el mando sobre la comercialización
del combustible robado. Según Ecopetrol,
las Auc se la roban y las Farc destruyen los oleoductos.
Expertos
La gasolina robada se vende en
timbos, nombre popular para la caneca usada para
transportar y comercializar gasolina robada. El
ciclo comienza con la instalación de válvulas
en los poliductos de las cuales sacan el combustible.
Cuando son detectadas, expertos de Ecopetrol las
sellan con casquetes. Fuentes de la petrolera
estatal explican que la manipulación para
el rompimiento de un tubo es muy delicada; se
trata de un trabajo muy lento que necesita un
experto en perforación, que no puede utilizar
un taladro industrial para evitar el calor que
éste produce; así mismo, se necesita
un soldador, el cual se encarga de adherir la
válvula al tubo.
Remediar el problema, una vez
que las autoridades han encontrado el hurto, no
es sim
ple. Los expertos en sellar las válvulas
deben jugarse la vida porque un error puede generar
una reacción en cadena que puede volar
un diámetro de 100 metros aproximadamente.
Hace algunos meses fueron encontradas,
en la vereda La Ilusión, 21 válvulas
piratas de gasolina en un tramo de cerca de 115
metros, situadas bajo tierra la más común-,
cubiertas con piedras o camufladas entre arbustos.
Las autoridades indicaron que el cierre de estas
válvulas permitió el desmantelamiento
de una banda que se encontraba desde hace mucho
tiempo robando y comercializando combustible.
Se vende
Camilo* tiene 24 años
y se involucró con el hurto de gasolina
hace dos. Le vendía el combustible a los
conductores de taxis y busetas que subían
hasta el barrio Belén Aguas Frías.
Por cada timbo que vendiera recibía
cerca de 3.000 pesos -un timbo tiene cinco galones
de gasolina- de los cuales destinaba el 80 por
ciento para el sostenimiento de su familia, asegura.
El muchacho tenía un terreno que les alquiló
a los paramilitares que actúan en el barrio.
Cuando fue capturado, en octubre de 2004, por
la Policía, con un timbo estuvo algunos
meses en la cárcel y jura que nunca más
volverá “a joder con esa güevonada”.
El patrullero Mario Iván
Marulanda, de la Policía Metropolitana
de Medellín, explica que la situación
en algunos barrios de Medellín en relación
con el hurto de gasolina es compleja, ya que los
tubos de Ecopetrol rodean el área metropolitana
y el control policial no es suficiente ya que
los tramos son extensos, a lo que se suma la presencia
de paramilitares en las zonas.
Sin embargo, Marulanda asegura que el robo ha
disminuido gracias a los operativos realizados
durante 2004 y a los continuos patrullajes en
las zonas de alto riesgo de hurto.
Se sigue vendiendo
Martha Lucía*, habitante
del barrio Belén Altavista, asegura que
el robo y comercialización de gasolina
no se han acabado. Dice, también, que sospechosamente
en las horas de la noche aumenta la presencia
de vehículos de servicio público
en el barrio, aunque reconoce que la disminución
del ilícito es evidente pero no completa.
A pesar de que un familiar de
Martha Lucía* vendía gasolina robada
y tenía nexos con los paramilitares, ella
nunca apoyó ese tipo de “trabajo”
y, como muchas de las personas del sector, criticaba
esa práctica debido al peligro que estaba
expuesta la comunidad a causa del liquido inflamable.
Ahora, con algo de humor, recuerda cuando una
falla mecánica en una camioneta ocasionó
el incendio de 20 canecas con gasolina. Pero,
así mismo, señala, con tristeza,
el hecho de que casi todos los jóvenes
sin trabajo en su barrio se dedicaron al negocio
de la gasolina. Asegura que muchos fueron
obligados a cometer el delito.
Pero, Jesús*, también
del barrio Belén Altavista, aseveró
que el problema del desempleo de la mayoría
de los jóvenes del barrio no podía
justificar actos delictivos como el hurto de combustible
o la vinculación con los paramilitares.
La paradoja es cruel: Jesús
señala que, por un lado, los muchachos
encontraron mucha rentabilidad en la venta de
gasolina robada y, por el otro, tenían
nulas posibilidades de encontrar un empleo honrado.
Además, indicó que el hurto no ha
desaparecido ya que las Auc siguen en varios sectores
del suroccidente de Medellín.
Todos saben
No solo Martha Lucía*
y Jesús* aseguran que todavía se
roba gasolina. Rogelio*, del barrio Belén
Altavista, afirma que las autoridades saben el
asunto pero se hacen los de “la vista gorda”
y que los patrullajes de Policía y Ejército
“son solo montajes, porque si se tuviera
un verdadero control, las Auc hubieran desaparecido
de la zona”.
Las
autoridades responden esta acusación diciendo
que es posible que haya hurto de gasolina pero
es cometido por delincuencia común rezagada
de los grupos que antes actuaban en esa zona.
La GRUHI (Grupo de Hidrocarburos de Medellín,
de la Policía Nacional) asegura que algunos
meses atrás, determinadas comunidades del
sector suroccidental de Medellín parecían
“un mercado persa de gasolina”, pero
que actualmente las denuncias en relación
con el robo de combustible son falsas, el patrullaje
es continuo en la mañana y la noche. Sin
embargo, hace dos meses las noticias locales informaron
que se había encontrado gasolina robada
en esos sectores.
Este año no se ha confiscado
gasolina y aseguran que el sector sur occidental
de Medellín es completamente distinto.
El problema en estos momentos se encuentra, según
la GRUHI, fuera de Medellín, ya que la
modalidad de los “carpados” carros
camuflados con determinados objetos- son muy complicados
de detectar y los decomisos se deben a la colaboración
de la comunidad y a la capacidad de los agentes.
Patricia* afirma que con la gasolina robada hizo
una gran ganancia, pues es un “negocio libre
de impuestos: plata segura, trabajo sencillo”.
La razón es evidente:
el producido de la venta de ese combustible no
paga el impuesto general para el Gobierno Nacional,
ni el impuesto de transporte del poliducto al
distribuidor mayorista ni de éste a la
estación de servicio, ni la sobretasa a
los Municipios y Departamentos. Toda la venta
se queda en manos de quien la sustrae, sin rendirle
cuantas a nadie. Patricia reconoce que guardaba
gasolina en su casa y que el único problema
es que tenía que dividir las ganancias
con los paramilitares. “La policía
no era inconveniente ya que mis compañeros
y yo sabíamos a qué horas pasaba
la patrulla y luego de eso vendíamos la
gasolina”. Según Patricia*, a pesar
de que las autoridades cerraron muchas válvulas
y han capturado a varias personas e incautado
gasolina, el negocio no ha desaparecido totalmente.
“Eso da muy buena plata para dejarlo así
como así”.
Mala para el carro
Otro problema que genera el hurto
de gasolina, vendida más barata que en
las estaciones, es su conveniencia para los vehículos.
Alberto Álvarez, mecánico hace 16
años, opina que la gasolina contrabandeada
es pésima para el sistema de carburación
o de inyección de cualquier vehículo.
Primero, ésta gasolina es realmente sucia
lo cual genera problemas directos en el carburador;
segundo, los pistones, válvulas y tubo
de escape presentan deficiencias. Por último,
si tiene alto contenido en plomo, el convertidor
catalítico de los modelos más nuevos
se destruye, lo cual genera mayores emisiones
de gases.
Contra todos
ECOPETROL asegura que el robo
de combustible no es contra la empresa, el delito
es cometido contra el pueblo colombiano y es el
Estado el que paga las consecuencias.
El hurto aumenta o disminuye,
según las labores de inteligencia de las
autoridades, las cuales han dado certeros golpes,
confiscando timbos, camiones o sorprendiendo estaciones
piratas. Pero el problema es muy grande, aseguraron
fuentes de la Policía Nacional.
La distribución de las
regalías se afecta por estos delitos, lo
que disminuye las asignaciones para temas tan
neurálgicos como la salud y la educación
pública. A pesar de los logros de la fuerza
pública, sus acciones son insuficientes,
y no solo por falta de inteligencia y operativos,
sino por las áreas que se deben salvaguardar;
además, el “costo favorable”
de esta gasolina tiene mucha incidencia en el
consumo.
El galón de gasolina corriente
se encuentra entre 5,000 a 6.000 pesos, la extra
vale $6.500 a $7.500 cabe resaltar que el 90%
de éste combustible es importado a Colombia
desde países como Venezuela- y el ACPM,
$3.500 a 4.200. Sin embargo, la gasolina robada
y de contrabando se vende por casi la mitad del
precio oficial.
Hay doce componentes en el precio
de la gasolina, entre ellos las pérdidas
por evaporación y el impuesto global, mientras
el contrabando y el hurto tienen un esquema simple:
se roba, se vende y la ganancia es el 100%, no
hay problemas de producción, comercialización,
impuestos y división de ganancias.
*Nombres ficticios para proteger la identidad
de las fuentes.

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