Paisa no es sinónimo de antioqueño
Por: Santiago Ramirez Londoño
La
pluralidad étnica y racial en Antioquia
se hace cada vez más evidente en la ciudad
de Medellín debido a los procesos de inmigración
y desplazamiento, producto de los conflictos sociales
que vive el departamento, con sus graves implicaciones:
el racismo y el ostracismo social. Esto acompañado
de una idea de progreso que llegó a estas
comunidades transformando sus formas de pensamiento
y organización cultural.”
Decir que ser “paisa”
es sinónimo de ser antioqueño y
que nuestras costumbres e idiosincrasia son la
representación de Antioquia y su “pujanza”
es una afirmación que en Medellín
y el Área Metropolitana estamos acostumbrados
a creer. De ahí surge el racismo de los
citadinos ante el creciente contacto con personas
negras e indígenas que son antioqueños
también y ocupan cada vez más la
ciudad debido a fenómenos sociales que
los han alejado de sus tierras y costumbres.
La Constitución Política
de 1991 hizo claro el reconocimiento de la diversidad
cultural y étnica de la Nación art.
7 de la Constitución Política de
Colombia-. Esto, garantizó el apoyo estatal
a la autonomía y formas propias del gobierno
indígena, las negritudes, la pluralidad
religiosa, etc., y el reconocimiento de los derechos
históricos de los pueblos, tanto indígenas
como afrocolombianos, a la tierra, los recursos
naturales y sus formas de convivencia.
El Estado consagró, también,
que todas las personas son iguales ante la ley
y serán protegidas por los entes estatales
sin discriminación de sexo, raza, lengua
y religión art. 10 de la Constitución
Política de Colombia-. Lo anterior presupone
que negritudes, grupos indígenas y religiones
minoritarias en el país son tratados igualitariamente
por el Estado.
Más aún, el Estado,
la cultura occidental, llega a las comunidades
indígenas y negritudes con la “noción
de progreso”; de lo que el Estado no se
percata es que son culturas tan frágiles
y tan únicas, que cualquier roce con la
cultura occidental las
fragmenta y corrompe lentamente. El dinero, lo
que se puede obtener con él, es un concepto
muy atrayente.
La
Gobernación de Antioquia llevó la
luz al resguardo indígena de Cristianía,
perteneciente a los Emberá Chamí.
Con la luz llegó la bombilla y comenzó
la vida nocturna; luego los electrodomésticos
y el cambio de las formas del quehacer diario;
después la radio y la televisión
y el contacto con la atractiva cultura occidental,
los hombres blancos o “capunía”
como ellos nos llaman; y con ello un cambio en
las formas de pensamiento: antes sólo producían
para consumir, ahora tienen que pensar de manera
empresarial para pagar sus gastos. Como consecuencia
los Chamí se alejan cada vez más
de su cultura, ahora se ven niñas indígenas
por todo el resguardo bailando Regueton. (Reflexiones
del trabajo de campo, 2 de abril de 2005).
Hay que preguntarse que tanto
quieren los indígenas y las negritudes
que el progreso llegue, también hay que
mirar cuánto influyó en las comunidades
que ya llegó. Es bonito creer que ellos
quieran conservar su cultura y tradiciones, pero
hay negros e indígenas más “avispados”
que un buen “paisa”, poniendo a sus
esposas e hijos a pedir en un semáforo
para beberse la plata o buscar otras mujeres,
por algo también son antioqueños.
Negritudes
¡Yo soy el Negro Lorenzo!/ Negro del Tuy,
negro, negro. /Noche con alma. Tambor/Dormido
bajo mi pecho. /Dormido bajo mi
Pecho/Tengo un dolor de candelas/ Corazón
rojo por dentro/ Corazón negro por fuera.
/Corazón negro por fuera/Corazón
sombra del
Blanco/Si tengo rebelde el iguel Otero Silva,
Venezuela, 1908. Pelo/Tengo rebeldes las manos...”.
Apartes del corrido del negro Lorenzo, de Miguel
Otero Silva, Venezuela, 1908.
La población negra colombiana,
llamada también afrocolombiana, está
formada por los descendientes de africanos esclavizados
y traídos a América desde los tiempos
de la conquista, en el siglo XVI. Su arribo se
da cuando la ola colonizadora europea introdujo
la mano de obra esclava en el continente americano
para el desarrollo de las actividades productivas
ligadas a la explotación de materias primas
como el algodón, el arroz, la azúcar,
el tabaco y otros.
Según datos de la Organización de
Etnias Colombianas, “La mayor parte de la
población afrocolombiana hace parte de
comunidades agrarias ubicadas en zonas cálidas,
selváticas, o a orillas de los ríos
de algunos valles y en las costas”. El Pacífico
y el Caribe son las zonas de mayor concentración
de las negritudes, además las islas de
San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
Ellos, de acuerdo con los datos del Consejo Nacional
de Política Económica y Social -COMPES-
representan el 26% del total de la población
colombiana.
Las negritudes son una gran parte de nuestra población
pluriétnica y multirracial. En Antioquia
viven 1´.212.985 de afrocolombianos quienes
en Medellín, se encuentran ubicados en
el sector de La Iguaná y salida a San Cristóbal
en el nor-occidente, además de asentamientos
subnormales en la periferia como lo afirman datos
de la Federación de Comunidades negras
de Antioquia FECONDA-
De
otro lado, estos grupos raciales han sido los
más afectados por una mentalidad racista
que distingue a los “paisas”. Los
afrocolombianos siguen marcados por la historias
de esclavitud de sus antepasados que les crea
un complejos social; sin duda los vemos diferentes.
Por ello se han visto obligados a crear instituciones
no gubernamentales como FECONDA para proteger
sus derechos que le han sido vulnerados como colombianos,
como Antioqueños.
COMUNIDADES INDÍGENAS
“Jecerá era la hormiguita que tenía
de donde sacar el agua, Akoré, el Diós,
le dijo que tenía que darle agua a toda
la comunidad que tenía sed, Jecerá
fue egoísta y ocultó el agua. La
comunidad siguió a Jecerá hasta
un árbol donde escondía el agua
en la cima y por orden de Akoré lo talaron,
cuando el árbol cayó formó
el río y sus ramas las vertientes.”
Mito Chamí de la creación del Río
Cauca.
En Antioquia, según datos de la Gerencia
Indígena de la Gobernación, habitan
alrededor de 25.290 indígenas, pertenecientes
a cinco grupos étnicos que se reparten
así: Emberá Katío, con el
42.65% de los indígenas del departamento;
Senú, con el 35.67%; Emberá Chamí,
con el 8.92%; Tule (Kuna), con el 4.07%; y Emberá
dóbida, con el 1.64%.
Asimismo, la población indígena
urbana que habita el Valle de Aburrá, se
estima en 1.787 personas (7.06%), que han migrado
a 16 comunas de Medellín y cinco municipios
del Valle de Aburrá por el desalojo de
sus tierras, comercialización de sus productos,
búsqueda de mejores oportunidades y el
curso de estudios universitarios.
El resguardo Indígena de Cristianía,
ubicado al suroeste antioqueño entre los
municipios de Andes y Jardín, habitado
por el grupo indígena Emberá Chamí
y protegido por el artículo 63 de la Constitución
Política de Colombia, es un claro ejemplo
de lo que está sucediendo con algunas comunidades
indígenas, con su cultura.
Cristianía es la comunidad más tocada
por el contacto con los “capunías”
hombres blancos- debido a su cercanía con
pueblos de cultura occidental y su facilidad de
acceso. La Gerencia Indígena ha financiado
planes de microempresas y “progreso”
en el resguardo: actualmente se construyen las
últimas etapas de la emisora con más
cobertura del suroeste apoyada por el Ministerio
de Comunicación llamada Chamí Stereo.
sabel Cristina Muñoz,
funcionaria de la gerencia Indígena, afirma
que “los indígenas se están
acostumbrando a que la Gobernación les
entregue todo”, algo que no están
dispuestos a seguir haciendo; por eso, en un convenio
con el SENA, los capacitan para crear su microempresa
de Artesanías. Algo que la Gobernación
no tiene en cuenta es que esa no es la mentalidad
indígena, ellos producían para su
propio consumo, ahora tienen gastos: la cultura
occidental los ha influenciado.
Pero esa influencia se ha convertido en la excusa
para que los Chamí de Cristianía
se vuelvan perezosos y dependientes. Sus cultivos
de Café están totalmente descuidados
y el consumo de alcohol y maltrato familiar se
han incrementado en el resguardo, ellos también
contribuyen a que su cultura se acabe, no pueden
esperar que el Estado salve su patrimonio.
Cristian Chaibacú, Dj de Chamí Stereo,
mientras programa Regueton y Electrónica
expresa que “los dos municipios (Andes y
Jardín) nos afectan, tratan de 'aculturizarnos'
[…] hay que rescatar lo de nosotros porque
es una riqueza cultural […] la juventud
de la escatar lo de nosotros porque es una riqueza
cultural […] la juventud de la comunidad
es como un ganado suelto, ya no hay como cogerlos
[…] si nosotros tuviéramos ese pensamiento
firme de proteger lo nuestro hubiéramos
tenido esa facultad de no contactar con ustedes
y mantener lo de nosotros…”.
Lo que indica Cristian es el
dolor de su comunidad, de él, la pérdida
lenta pero imparable de su cultura ante la de
los “capunía”, que es como
la arena movediza que absorbe lenta pero inevitablemente.
“Jecerá era la hormiguita que tenía
de donde sacar el agua, Akoré, el Diós,
le dijo que tenía que darle agua a toda
la comunidad que tenía sed, Jecerá
fue egoísta y ocultó el agua...”
Sin embargo, lo que no indica es qué ha
hecho su comunidad para evitar la desaparición
de su cultura, porqué hay mujeres que van
a buscar en Jardín y en Andes un esposo;
él no lo sabe, su comunidad no lo ha pensado
detenidamente como lo sí han hecho otras.
Los “capunías” no somos del
todo culpables de que ellos no preserven su cultura,
Chamí Stereo va ha ser la emisora con mayor
cobertura en el suroeste ¿por qué
no divulgar su cultura por este medio?, ¿por
qué no adoptar el modelo de su escuela,
la cual enseña Chamí y Español
al mismo tiempo y adaptarlo a la enseñanza
deLa cultura?
Cristianía es como nuestra sociedad, tienen
grupos culturales de danza y teatro Para representar
algo que se fue al olvido, la cultura no puede
estar detrás del mostrador, hay que usarla
y exhibirla. Parece que muchas comunidades, indígenas
y negras, no quisieran preservar sus valores culturales
únicos, ¿vale la pena que la Gobernación
lo quiera hacer?, ¿nosotros los paisas
los vamos a apreciar y cuidar?
Darío Yagarí, docente y líder
de Cristianía, dice que “nosotros
perdimos la unidad, la integración […]
es cierto que la cultura de afuera aporta y hay
que mantener los elementos que existen […]
pero en la cultura nuestra hay que mantener también
el equilibrio […] ser concientes que somos
indígenas, es cierto que la cultura de
afuera nos trae todo: la tecnología, la
moda, costumbre, la lengua que diversa de nosotros,
hay que poner mucho cuidado a eso…”,
luego Darío tuvo que contestar su celular.
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