LA MAGIA DE UN PLANETARIO
Por: Jenny Maritza Hernández
Inaugurado hace 20 años,
el Planetario Municipal Jesús Emilio Ramírez
vive, desde 2003, una segunda juventud. Muchos
más proyectos, la vinculación de
tecnología y el acercamiento con la comunidad
son sus claves.
Un
camino fascinante al mundo de la ciencia y la
tecnología, que se abre para disfrutar
una gran aventura en la construcción de
figuras con las constelaciones y vislumbrarse
por los pequeños fragmentos llamados estrellas,
se pueden apreciar en el Planetario Municipal
Jesús Emilio Ramírez, de Medellín.
Un espacio que sólo hace
poco tiempo ha tenido el reconocimiento necesario
de la ciudad, porque desde su recorrido como sitio
cultural se ha visto de varias maneras en el abismo
de su cierre temporal o absoluto.
Un sitio estratégico
El Planetario abrió sus
puertas, por primera vez, el diez de octubre de
1984. Ese día se inauguraba en la ciudad
el planetario más moderno en Latinoamérica,
con instrumentos importados por el Municipio,
desde la desaparecida Alemania Oriental e instalados
en un sector estratégico, para complementar
los sitios recreativos y educativos como el Parque
Norte, el Jardín Botánico y la Universidad
de Antioquia.
Desde entonces, bajo el domo
estrellado de este espacio, han pasado más
de un millón de visitantes, tanto niños
como adultos, para apreciar el maravilloso mundo
espacial.
“El objetivo primordial,
desde hace 20 años, es despertar el sentido
de lo extraordinario; que las personas aprecien
la belleza del mundo representada desde cualquier
elemento ya sea una estrella, una flor o un pájaro
y que, de cierta manera, llegue a servir a gran
cantidad de público en el aspecto técnico
y educador”, dice Gabriel Jaime Gómez
Carder, director de este espacio y quien ha luchado
por reforzar su importancia, creando nuevos proyectos
para los ciudadanos.
La historia no es fácil
Sin embargo, estas perspectivas que tenía
el planetario en la ciudad no fueron suficientes
para que ocupara un sitio de interés; en
efecto, las personas casi siempre lo han visto
como un lugar no apto para el entretenimiento
y la diversión.
Ese fue uno de los primeros síntomas
de fracaso con lo que se quería hacer en
la ciudad, pues en el tiempo que ha estado en
funcionamiento el Planetario se podría
decir que pocas personas realmente conocen el
interior de esa inmensa cúpula semiesférica.
A raíz de este hecho,
se plantearon varias actividades con los establecimientos
educativos vinculados a este espacio, reforzando
de esta manera el interés en los niños
para que participen en talleres y eventos motivados
por el desarrollo tecnológico y una mutua
estimulación por el amor a la naturaleza,
la astronomía y la pasión por el
conocimiento.
“Las
actividades han estado muy vinculadas con la educación
de los ciudadanos, donde se invita a que participen
e ingresen a los talleres programados y para que
logren tener los conceptos básicos y claros
sobre la ciencia”, afirma Diego León
Cataño, coordinador de las proyecciones
del recinto.
El esfuerzo y los frutos
Hoy, estos esfuerzos colectivos han tenido sus
frutos para sacarlo adelante contando, además,
con la ayuda de la Alcaldía de Medellín.
Durante los últimos meses
se ha observado una recuperación arquitectónica
y simbólica del Planetario, con la entrada
en servicio de “El Parque de los Deseos”.
Este parque y el Planetario se
han convertido en piezas complementarias de un
espacio que antes estaba desperdiciado para la
ciudad, brindando una gran inversión en
términos de espacio público y de
calidad de vida para el norte de la ciudad.
De este modo, se pueden vislumbrar
fácilmente los objetivos del Planetario
desde sus inicios: uno de ellos es brindar un
espacio lleno de fantasías, así
como conocimiento en ciencia y tecnología,
adquiriendo la importancia de existir y sentirse
como espacio cultural, puesto que el parque le
dio otra cara al sector y, sobre todo, la oportunidad
de sentirse como el ámbito educativo para
los ciudadanos.
Astronomía en el aire
De igual manera, los ciudadanos disfrutan noches
despejadas para observar el cielo y entender sus
misterios oscuros e infinitos, proyectados desde
telescopios que captan la realidad de lo que existe
en el espacio.
Éste es uno de los programas
más exitosos, llamado “Astronomía
en el aire” y es uno de los muchos proyectos
que preparó la Dirección del Planetario,
para todas las personas que visitan el parque
y el recinto; Conectando con mayor vigor la necesidad
de interactuar con el planetario, para conocer
más de él y apropiarse de su magia.
Ésta
es una de las múltiples oportunidades que
se aprovechan en el sitio espacial, el lugar ofrece
museos interactivos con conocimientos más
terrenales e históricos; el origen de la
Tierra se perpetúa desde su origen y seres
vivientes, todo es un recorrido importante para
el conocimiento de la humanidad. “Son importantes
las nuevas atracciones interactivos porque ya
no sólo disfrutan de las proyecciones habituales,
sino también, del nuevo museo de animales
prehistóricos con movimientos mecatrónicos,
un túnel con imágenes del Big-Bang
donde se resuelve la evolución del universo.
Éste es un espacio que la gente debe aprovechar
y esta renovación ha servido para acercar
más a la ciudad e igualmente a la comunidad
científica”, declara Diego León
Cataño.
Las perspectivas para el futuro
son muchas en el objetivo de terminar este proyecto
en construcción. Una de ellas es ampliar
la biblioteca con mejores herramientas de información
e igualmente tecnológicas y, desde este
ámbito relacionarlas, con talleres creativos
a nivel espacial. “Para el próximo
año tendremos listas otras dos salas interactivos,
un cine en tercera dimensión y, de igual
manera, como proyecto habrá eventos enfocados
en coloquios, simposios y conferencias con científicos
profesionales. Tratando así de llevar un
planetario del nivel de otros planetarios reconocidos
en la astronomía”, sentencia el director
Gabriel Jaime Gómez.

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