MENORES EN MEDELLÍN.
EL OTRO COMERCIO SEXUAL
Por:Paola Jurany Pérez
Lopera
Sary*
es una niña de 11 años, vive en
la comuna Noroccidental. Tiene tres hermanas menores
y está en la prostitución. “Me
salí de la escuela porque no teníamos
ni para comer, mi mamá no tenía
trabajo, entonces comencé a trabajar, primero
vendí flores y dulces, y ahora estoy en
eso… en la prostitución. Me quedo
aquí para que me busquen los taxistas.
Yo sola me vine sin que me dijeran nada, nadie
me dijo ¡venga, así se gana bien!
No. Y me va bien, yo no pienso en nada…
ah, no me importa lo que piensen o cómo
me miren…”
La prostitución de menores
es un fenómeno que aumenta en la ciudad.
Sary hace parte del universo de niños que
aparece en el censo que realizó el Departamento
Administrativo Nacional de Estadística
(DANE), la Secretaría de Solidaridad y
la Alcaldía hicieron de los habitantes
de y en la calle en el 2002, el cual revela un
aumento considerable de esta problemática
en la ciudad.
De gran significación
social aunque reducido en términos cuantitativos
se contabilizaron 19 niñas y un niño
con edades entre los 12 y 17 años que se
dedicaban a la prostitución en 1996. En
el censo de 2002 encontraron que hay 4048 niños
y niñas con edades entre los 2 y los 17
años en la calle, de los cuales el 39%
trabaja vendiendo productos por toda la ciudad;
el 14% pide o recicla; mientras que el 40% se
dedica a otra actividad, en la que según
Roxana Trujillo, socióloga del programa
Por una Vida más Digna “la prostitución
y la explotación sexual ocupan los primeros
lugares, pues son los problemas de mayor impacto
social, los cuales hacen parte de la vida nocturna
de la ciudad. Además, llama la atención
que el 18% de los censados declaró que
padece de alguna enfermedad venérea, hepatitis
o sida”.

DESDE EL ESTADO
La Secretaría de Solidaridad de Medellín
puso en marcha una unidad de programas especiales
dedicados a cubrir las principales problemáticas
de la ciudad.
“Por una Vida más Digna” es
el programa encargado de trabajar con la población
infantil en riesgo o en ejercicio de la prostitución,
abuso, explotación sexual y con los temas
asociados con adolescentes y mujeres adultas,
en el que se les brinda un tratamiento psico-social
para la familia y recibe atención médica.
Para Clara Olga Espinoza Correa,
coordinadora del programa, “los principales
factores que inducen a los niños y niñas
a prostituirse tienen que ver con la violencia
dentro de las familias, en algunos casos la situación
socioeconómica y la desintegración
de los lazos afectivos y comunicacionales. Todo
esto, hace que se vulnere su condición
de niño, lo que puede ocasionar una situación
de calle y así es muy fácil que
sea explotado sexualmente”.
Para eso el programa está trabajando en
la aprobación del proyecto “Centro
de Transición”, en el que buscan
recoger a los niños para saber en qué
situación están y qué atención
requieren.
ICBF
El ICBF tiene como objetivo propender y fortalecer
la integración y el desarrollo armónico
de la familia, proteger al menor y garantizar
sus derechos, según Antonio Arenas “el
Instituto se mueve con el código del menor.
Al ser vulnerado algún derecho, el defensor
de familia o el juez de menores es el encargado
de tomar las medidas necesarias para proteger
al niño y decidirá si es necesario
su ingreso a alguna de las instituciones adscritas”.
El Hogar Laura Vicuña es una institución
adscrita al Instituto de Bienestar Familiar y
desde allí se desarrollan los planes de
acción para la protección del menor
de la calle.
El
hogar es un programa de la Asociación de Pedagogos Reeducadores de
la Fundación Universitaria Luis Amigó
(Asperla) dedicado a la atención de menores
iniciadas o en riesgo de ejercer la prostitución
en “el que trabajan en dos modalidades de
trabajo: hogar permanente y hogar de paso, a los
que primero se ingresa pasando por dos etapas:
acercamiento y crecimiento luego deciden si permanecen
en el hogar y pasan por otras etapas o tomar el
hogar sustituto”, afirma Alejandra Correa,
coordinadora de Laura Vicuña.
En este momento, tienen a su cargo alrededor
de 85 niñas, 30 en la etapa de acercamiento,
15 en el hogar permanente y 40 en el de paso.
“La idea es que puedan salir con una perspectiva
diferente a la que entraron, no pretendemos erradicar
la prostitución, si la elección
de ellas es alejarse y vincularse a otra actividad,
perfecto, pero si deciden continuar al menos que
lo hagan de una manera distinta, protegiéndose,
por ejemplo”, asegura. Agrega que “necesitamos
desarrollar estrategias para ayudar a los niños
y niñas que han sido excluidos de la sociedad,
para comprenderlos y para construir proyectos
de vida más dignos y esperanzadores.
*Nombre ficticio para mantener
la seguridad del personaje

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