-RESOCIALIZACIÓN:
SOLUCIÓN A LA CONVIVENCIA CARCELARIA-
Por: Liliana Tamayo Tabares y
Carolina Prado Mosquera
“Tengo
un hijo, no tenía empleo, mi marido se
fue hace siete años y me dejó sola
respondiendo por mi niño, por tratar de
conseguir plata para sostenerlo accedí
a robar un supermercado en Palmira Valle, me cogieron
y ahora estoy condenada a tres años de
prisión”.
La historia de Sandra es similar a la de 1,114
colombianas que en la actualidad están
condenadas por infracciones, pero que según
su propio testimonio hoy es una mujer resocializada
y dispuesta a luchar aún fuera de la cárcel,
porque tratar la resocialización es hablar
de política de estado de un orden nacional
en el cual adquieren importancia algunos aspectos
como la educación y capacitación.
“Al
comienzo uno es muy tocado y a la final ni se
quiere mover del catre, sin embargo cuando vi
que eso era para largo, me resigné y empecé
a mover fichas para ver como era eso de trabajar
y mandarle plata a los que están afuera”
Especialmente en el caso del Buen Pastor existen
juntas de trabajo, estudio y enseñanza,
conformada por jefes de taller, terapeutas, profesores,
quienes evalúan y ubican a los internos
en trabajos o en alguna labor. Estas actividades
permiten al interno complementar su nuevo mundo,
dado que en la calle la tecnología continúa
avanzando y las personas se siguen muriendo.
“Hace
dos meses comencé a disfrutar del privilegio
de 72 horas libres, esto se otorga cuando ha cumplido
la tercera parte de la pena y es menos de 5 años.
Ese día que me fui a mi casa por primera
vez tenía miedo, hasta de salir al balcón”.
DIVISIÓN
DE LOS PLANTELES
Para
lograr un exitoso plan de resocialización
cada plantel es dividido y subdividido para tener
espacio suficiente en el que se pueda realizar
las diferentes actividades, por ejemplo: en San
Quintín nunca ha existido ningún
tipo de trabajo a nivel oficial. A pesar de esto
los internos ubicados allí, hacen parte
de las propuestas de paz y convivencia que surgen
a causa de la violencia en Bello.
“Todo
el que conoce esto sabe que ir a la cárcel
es más caro que ir a un hotel, que aquí
quien no trabaja se lo lleva el putas” Sostiene
un interno. Por eso son tan necesarios los procesos
que hagan sentir útil e indispensable al
interno. En el caso de la Penitenciaría
de mujeres del Buen Pastor, la división
suele ser un poco más amplia porque que
algunas de sus 416 internas lograron trascender
hasta vender sus propios productos y sostener
a sus familias. También existe una junta
de disciplina que ayuda a valorar el comportamiento
de las internas y darles la oportunidad de ingresar
a algún empleo
En
la junta de alimentación hay una masiva
participación de las internas quienes están
acompañadas de un médico, una trabajadora
social y una representante hacen del trabajo en
“el rancho”.Una grata experiencia.
Existen además diversos talleres como el
de artesanías donde trabajan tres días
a la semana y que les permite por tiempo corrido
cumplir por estos tres días de trabajo
un día menos allí.
El Sena capacita hasta 30 mujeres por semestre
ya que por medio del DESS (Taller de confección)
las internas logran un descuento de tiempo y además
guardan su título para hacerlo válido
en libertad.
Otros talleres existentes son el de chapas corrientes
(Ideace), material quirúrgico (Interplas)
y chapas para carros (Gales)
EL
CAMBIO
Cuando
estaba en la calle, por las ansias de dinero fácil
intentó traficar con drogas. “Ahora
conozco el valor del trabajo, veo que hay otros
caminos”. Este joven de pelo largo, vestido
con ropa informal “pero costosa”,
siente que también físicamente ha
cambiado, “La falta de trabajo y el hacinamiento
me hincharon”. Con orgullo cuenta que la
lavandería no sólo atiende a sus
18 compañeros si no que les da oportunidades
a otros 60 internos. El entusiasmo por la empresa
ha sido tan grande que se siente un ejecutivo:
“Empezamos a realizar las primeras gestiones
para conseguir que el sector privado se vincule
con el proyecto”. Para ello se requiere
dinero, pues es indispensable una maquinaria más
sofisticada. “Pero, por encima de eso, necesitamos
que de afuera nos ayuden. Por ejemplo, sería
muy bueno que los hospitales nos permitieran lavar
sus ropas”.
Como
“Ramiro” quien pretende emplearse
y redimir las penas en Bellavista tiene varias
oportunidades: el taller de Indurraje, con 110
internos, “el rancho”, con 33, la
panadería con 8 e Induciclas donde fabrican
marcos para bicicletas, con 100 internos y el
centro de educación, donde muchas personas
terminan su bachillerato. Caso no presentado en
el reclusorio de mujeres donde el 60% delas internas
no han superado el analfabetismo total, que significa
que no leen ni escriben. El 40% posee analfabetismo
funcional, es decir que realizan cualquiera de
las dos, gracias al proceso metropolitano de resocializaciòn,
donde algunos internos han adelantado cursos de
especialización y tecnologías.
FINALMENTE
UNA GRAN MISIÓN
Una
de las metas de los programas de readaptación
es que las personas que cumplen sus penas salgan
diestras en un oficio para pueden desempeñarse
y simultáneamente recibir la rebaja en
la pena, ya que por dos días de estudio
o de trabajo, la sanción penal que le fue
impuesta al interno se le disminuye en un día.
En el caso de San Quintín o cárcel
municipal su proceso de resocialización
está basado en los procesos de paz entre
las comunas, pactos hechos con 16 bandas del Municipio
de Bello.
LAS
CONDICIONES DE TRABAJO
Cada
grupo de trabajo conformado por internos vive
y siente en forma directa los cambios generados
por la producción en el proceso laboral.
El trabajo carcelario busca de esta manera no
solo la resocialización de las personas
que han incurrido en hechos delictivos, sino también
reparar e indemnizar los perjuicios ocasionados
por la infracción.
LA
ENSEÑANZA
La
enseñanza surge como alternativa para propiciar
la instrucción y la capacitación
por parte de quienes ostentan la experiencia o
la formación pertinente.
“Aquí hay muchachas terminando su
escuela y unas cinco se han graduado en lo que
va del año” (Hermilda Castaño
Psicóloga del Buen Pastor)
La enseñanza es un trabajo tutelado por
el derecho de elección y de ejercicio como
profesión u oficio, en condiciones de libertad
e igualdad dentro de los parámetros constitucionales.
De allí se desprende la exigencia de los
títulos que acreditan la idoneidad para
su desarrollo y desempeño social.
“En un principio sentí pena de por
ser tan grande y apenas estar aprendiendo a contar,
pero ahora es una recocha” Sandra.
La educación formal e informal para la
rehabilitación social de acuerdo con lo
previsto tanto en la Ley general de educación
como en los principios constituciones, ofrecen
otra alternativa para consolidar la resocialización
como función de la pena. El derecho a la
educación y sus relaciones con el derecho
a la capacitación para el trabajo son prioritarios.
El
estado ha dicho que la educación es un
proceso permanente, personal, social y cultural,
fundamentado en una concepción integral
de la persona, de su dignidad, de sus derechos
y sus deberes.
Con estas anotaciones se insiste en que la educación
constituye una de las bases fundamentales de la
resocialización que permite a las personas
formarse intelectual, moral y cívicamente
y con ello tener conciencia de su dignidad personal
y de los deberes y obligaciones para con la sociedad.
“Toda
actividad que tenga como fin mejorar la calidad
de vida del ser humano debe verse como un reto
que transforma los intereses de una sociedad.
La aceptación de nuestras limitaciones
y la adaptación a los diferentes ambientes
permiten descubrir que solo en la medida que nos
sintamos importantes podemos comprender y aumentar
las posibilidades y oportunidades como personas”.

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