Agricultura urbana: lucha por el espacio y la unión comunitaria en la ciudad

Natalia Cardona Rivillas

Los habitantes de Medellín a diario viven las consecuencias de la urbanización, con los beneficios y perjuicios que ello puede generar.


La agricultura urbana ha surgido como una posibilidad de darle un aire y un aspecto diferente a la ciudad. De ahí, que cada semana jóvenes y adultos se reúnan a sembrar en diferentes espacios, desde la Comuna 13 San Javier,  hasta la 15 en Guayabal o la Universidad Nacional.

En los últimos veinte años las ciudades latinoamericanas viven un fenómeno de urbanización intenso que ha traído consigo diferentes consecuencias como la inseguridad alimentaria y dificultades en las fuentes de ingresos para sus habitantes. Desde la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) y el IPES (Promoción del Desarrollo Sostenible), se están gestionando regionalmente iniciativas y proyectos para incluir en los planes de desarrollo, procesos de agricultura urbana y periurbana que pueden mitigar los daños causados en la ciudad.

Sin embargo, surgen otras iniciativas comunitarias como resultado del despojo y el desarraigo producido en el país por el conflicto armado en el campo colombiano.  El desplazamiento forzado de lo rural a lo urbano y el intraurbano por las violencias en los barrios, arroja a la ciudad personas que en medio de la urbanización, buscan la manera de continuar algunas de las prácticas rurales que tenían en sus hogares y en sus antiguos territorios. Según el Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH), la cifra de desplazados podría acercarse a las 5.700.000 personas, lo que equivaldría a un 15% del total de la población colombiana.

 Ovidio Sánchez pertenece a la Red de Huertas de la Comuna 15, Guayabal, un proceso que se encuentra en consolidación. Según él, “Guayabal siempre ha tenido unas problemáticas grandes con el medio ambiente, por la industria y la contaminación proveniente de fuentes móviles. La agricultura urbana puede ser una manera de volver a la tierra y ayudar en esto, además así volvemos a nuestros orígenes campesinos”.

Una manera de resiliencia

Las huertas urbanas surgen también como respuesta al interés creciente dentro de la sociedad por la seguridad alimentaria y la alimentación sana sin pesticidas ni OGM (Organismos Genéticamente Modificados), característicos del sistema agroalimentario global.

Un ejemplo de estas iniciativas en Medellín es Agro Arte. Nació hace 14 años como resistencia ante el crecimiento de la Escombrera, lugar de la Comuna 13 al que eran arrojados los cuerpos de las personas asesinadas durante la Operación Orión. Realizada el 16 de octubre de 2002 y prolongada por varios días, durante la presidencia de Álvaro Uribe Vélez, sería reconocida como la operación militar urbana más grande e intensa del país. El Estado colombiano perpetró ataques contra la población civil, justificados por la recuperación del territorio, puesto que para finales de los noventa existían grupos guerrilleros en la Comuna. Se cree que los cuerpos de entre 200 y 300 personas asesinadas después de la Operación están en la Escombrera, junto a los escombros de toda la ciudad que eran arrojados allí.

Te puede interesar: Agroarte Colombia “Somos Plantas Callejeras que se resisten a que les echen cemento”

En AgroArte se desarrolla un proceso de vivero agroecológico, de siembra y rap con chicos y chicas de la Comuna 13. Hace aproximadamente 4 años el proceso se movió a otro lugar por causa de las violencias constantes que se suscitaban en la zona. Se asentó en San Javier parte baja en la Casa Morada, donde se mantiene hasta  hoy; realiza trabajos con la siembra, la resignificación y el empoderamiento del territorio.

Como lo han explicado desde AgroArte, “estas labores se enmarcan en procesos colectivos que giran en torno a la siembra como un motor de cambio real en las personas y como un compartir de elementos que permitan que esas personas a su vez puedan replicarlas en sus lugares de origen”.

“La agricultura urbana nace de una necesidad de los jóvenes que vivían en un entorno rural o semirural, y la violencia los sacó. Como una forma de pensar en los espacios, surgió la idea de llevar la siembra a lo urbano y con los años, las huertas son especies de cuadros verdes vivos en los territorios, donde se involucran distintas personas en distintos espacios, propicia escenarios de encuentro, políticos y de memoria, donde no está solo el tema de lo orgánico, sino también los encuentros que hacen que la siembra sea un asunto político”.

Aka, integrante de AgroArte .

AgroArte también participa en actividades enmarcadas en la protesta, la denuncia y el arte. Un ejemplo de esto es Cuerpos Gramaticales, una acción performática que une resistencia y arte con la que se busca una catarsis colectiva para curar y curarse. El performance, está enmarcado en diversas actividades que se hacen cada año desde 2014, un proceso de resistencia contra la impunidad de la Operación Orión. Mediante la organización de conciertos, foros, jornadas de intercambio de experiencias sobre memoria, caminatas y demás, se reflexiona sobre la desaparición forzada en el país, la importancia de la memoria, la justicia, la verdad y la reparación.

“La agricultura urbana es una de las formas de hacer agricultura que permite utilizar espacios de todo tipo, tanto en tamaño como en condiciones físicas para cultivar algunas plantas que son de utilidad para las personas que habitan en sectores urbanos”.

Cesar Marulanda, Coordinador Nacional del Proyecto de Agricultura Urbana de la FAO.

Otra definición de la Agricultura Urbana  contemplada en el Proyecto de Ley 128 de 2010 del Congreso colombiano, la define como “el cultivo de plantas alimenticias, aromáticas, medicinales y ornamentales dentro de las áreas urbanas y/o de expansión urbana  de los municipios y distritos, desarrollando mediante técnicas de producción limpia, las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), la producción orgánica o la  producción ecológica, que complementa a la agricultura rural en la provisión de alimentos y productos sanos e inocuos para la producción urbana”.

“Lo más importante es el contacto con la naturaleza, sembrar es un acto de transformación y cambio, no solamente desde la persona, sino los espacios y la economía de las familias”.

 Flor Dinorat Yepes, integrante de AgroArte.

Las prácticas de agricultura urbana hoy no son solamente con fines productivos, ni prometen solucionar la problemática de abastecimiento y acceso a los alimentos en la ciudad. Para Sara Granados, del Proyecto de Agricultura Urbana de la FAO, es un “sistema cultural que enmarca prácticas económicas, productivas, simbólicas, tecnológicas, de transmisión de un montón de conocimientos que vienen de espacios ancestrales y referentes antiguos y lo que hace la gente es encadenarlos en su relación con la naturaleza a pesar de estar en un espacio construido”.